Ricard Gili: «Queremos redescubrir el jazz clásico al público de Barcelona, ​​donde todavía suena muy poco»

Presidente de la Fundació Privada Catalana Jazz Clàssic, una de las entidades impulsoras del Barcelona Springtime Swing.

Por Marc Amat

Que vuelva a sonar jazz clásico en los escenarios de Barcelona. Ésta es la principal ambición del Barcelona Springtime Swing, el ciclo de conciertos que, desde hace cuatro ediciones, programa propuestas de jazz muy especiales en la capital catalana. Se trata de músicos de gran talento y con una fuerte proyección internacional pero que, sin embargo, todavía no han tenido la oportunidad de visitar las salas y los festivales catalanes. Tocan jazz clásico, un género que ha quedado arrinconado en los circuitos culturales debido al jazz de fusión y vanguardia, pero que aún conserva toda la esencia, tradición e historia del estilo musical de los afroamericanos.

Detrás de este ciclo se encuentran la Fundació Privada Catalana Jazz Clàssic, pero también el Institut d’Estudis Nord-americans, Enginyers Industrials de Catalunya, el Ateneu Barcelonès, International Jazz Productions, el Centre Moral i Instructiu de Gràcia y la Fundació CIC. Este año, la propuesta se iniciará el viernes, 8 de marzo, a las 19:30 h, en la Fundació CIC Auditorium, con el saxo tenor de Michel Pastre, acompañado de Gerard Nieto, en el piano, de Ignasi González en el contrabajo y de Martí Elias en la batería. La segunda cita será en una ubicación nueva para el ciclo: la Sala Bohigas del Ateneu Barcelonès. El jueves, 18 de abril, a las 19:30 h, tocará el pianista Luca Filastro, acompañado del contrabajista Giuseppe Campisi y el batería Esteve Pi. Los encargados de cerrar el ciclo serán tres grandes nombres de la escena jazzística internacional: el guitarrista Ulf Wakenius, el contrabajista Pierre Boussaguet y el pianista Ignasi Terraza. Será el jueves, 9 de mayo, a las 20 h, en el Centre Moral i Instructiu de Gràcia.

Este mes hablamos de la programación de esta cuarta edición, de los objetivos del Barcelona Springtime Swing y de las claves del jazz clásico con Ricard Gili (Barcelona, ​​1948), presidente de la Fundació Privada Catalana Jazz Clàssic.

Esta primavera vuelve el ciclo Barcelona Springtime Swing. ¿Qué lo hace tan especial?

Nuestro principal aliciente es que programamos músicos de jazz clásico que habitualmente no actúan en Barcelona y que, de no ser por nosotros, quizás nunca nos visitarían. Son intérpretes poco conocidos por el gran público, que no suelen tener cabida en las salas y festivales de la ciudad pero que son muy interesantes. Todos tienen un talento increíble. Este año, por ejemplo, el 8 de marzo, nos visitará Michel Pastre, un saxofonista francés de gran calidad, que nunca ha actuado en Barcelona como solista. El 18 de abril, subirá al escenario Luca Filastro, un pianista italiano muy joven, pero que conoce a fondo los estilos del jazz clásico. Lo hemos podido ver muy poco aquí. La traca final será un trío de tres figuras de renombre internacional: el guitarrista Ulf Wakenius, el contrabajista Pierre Boussaguet y el pianista barcelonés Ignasi Terraza. Cerrarán el ciclo el 9 de mayo.

Exactamente, ¿qué es el jazz clásico?

Es la música creada por los afroamericanos que sigue unos parámetros métricos, rítmicos y expresivos muy concretos que se han mantenido vivos a lo largo de décadas y que han conquistado el mundo entero. Alrededor del jazz clásico han aparecido nuevas variantes a raíz de la fusión con otros estilos. Esto ha hecho que el género de jazz inicial se haya ido quedando en el olvido. Sin embargo, entre los intérpretes del jazz clásico hay grandes nombres de la música, como el guitarrista Wes Montgomery, el pianista Errol Garner, el saxofonista Stanley Turrentine o el cantante Ray Charles. Cada uno ha llevado el género hacia su estilo más personal pero siempre manteniendo los recursos que lo definen.

¿Por qué el jazz clásico no suele sonar en los escenarios catalanes?

La mayoría de las salas de jazz de Barcelona y los grandes festivales del género que se celebran en la ciudad llevan décadas dirigiéndose más hacia el jazz de vanguardia o de fusión. No existen muchos espacios para los músicos jóvenes o intérpretes consolidados que aún conservan el jazz en su concepción original y clásica. En Cataluña, el jazz clásico sólo puede escucharse de forma muy puntual y aislada. Nosotros, con el Barcelona Springtime Swing, queremos cambiarlo.

En Estados Unidos, también ha perdido presencia…

Sí. Es una tendencia global. La sociedad de consumo, de la que los estadounidenses son los líderes, crea una necesidad de cambio constante. Esto ha condenado al jazz, como música popular, a no poder hacer su camino con tranquilidad: la dinámica de la industria ha arrastrado al público a reclamar novedades constantemente y, de ahí, han surgido las fusiones y las vanguardias. El consumismo ha adulterado muchísimo al jazz clásico, pero también lo ha hecho el racismo. En este género más primario, los negros eran los reyes. Cuando el jazz entró a formar parte del imaginario más intelectual, elitista y frío, los blancos accedieron en masa, con estilos como el cool-jazz, más medido y sutil.

A pesar de ello, ¿estamos viviendo una recuperación del jazz clásico?

Podríamos decirlo así. Al menos, estamos en tiempo de reconocimiento. Todo género tiene su momento dorado y el del jazz clásico fue hace mucho tiempo. Ahora bien, siempre hay gente que conserva la llama. También he detectado que cada vez existe menos rechazo por parte de las generaciones más jóvenes hacia el jazz original. Esto es muy buena noticia, porque tienen una presión muy fuerte del sistema mediático: las palabras novedad, progreso y evolución son capaces de darle la vuelta a todo y hacer perder el mundo de vista a cualquiera. En estos momentos, hemos conseguido neutralizar el rechazo y ya no da miedo tocar, o escuchar, un estilo que se tocaba hace cien años.

¿A las escuelas de jazz no se les habla de este género más primario?

Muy poco. Ahora quizás está cambiando, pero hasta hace poco todavía explicaban que el jazz hecho antes de 1940 era un elemento puramente folclórico y prehistórico. Esto es un error mayúsculo: es como si en los conservatorios de música clásica no se tuvieran en cuenta maravillosos compositores como Bach, Beethoven, Mozart o Wagner porque aparecieron antes que Stravinski.

Así, los jóvenes lo tienen difícil para redescubrir el jazz…

Atraer nuevo público es nuestro gran problema, pero gradualmente estamos saliendo adelante. Creemos en el mecanismo lento de ir creando poco a poco confianza. Queremos que todo lo que lleve nuestro sello sea sinónimo de calidad. Hay jóvenes que se sienten atraídos a través del baile, por ejemplo. De hecho, el jazz clásico permite pasarlo muy bien y todo el que viene a escuchar se lleva un gran recuerdo y se marcha con un buen sabor de boca. Si la gente no lo conoce, es porque los medios de comunicación no hablan mucho de él. En el escaparate del jazz hay partes muy brillantes, que ocupan páginas en los periódicos y los principales festivales, pero también está el rincón más polvoriento y oscuro donde se esconde el jazz clásico. Nosotros queremos iluminarlo y hacer que, una vez descubierto, el público elija cuál le gusta más, en igualdad de condiciones.

El Barcelona Springtime Swing ha despertado ya el interés de diversas entidades y organismos. ¿Os abre nuevas puertas?

Sí. ¡Esto nos ayuda mucho a llegar a nuevos públicos! Empezamos colaborando con el Institut d’Estudis Nord-americans y, con el paso de los años, hemos añadido la sección de cultura de Enginyers Industrials de Catalunya y el Centre Moral i Instructiu de Gràcia. El último en subir al carro ha sido el Ateneu Barcelonès. De hecho, el concierto de Luca Filastro lo celebraremos en la Sala Bohigas de esta entidad, en la calle Canuda. Extender el ciclo a lugares así nos ayuda a llevar el jazz clásico a oídos de personas a las que quizás no habríamos llegado.

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