Claudio Möller: «El intercambio de conocimientos entre médicos catalanes y estadounidenses hace avanzar la medicina»

Claudio Möller

Por Marc Amat

Desde hace décadas, Estados Unidos es un polo de atracción de talento para muchos sectores: desde el tecnológico hasta el científico. A principios de los 90, Claudio Möller, un joven barcelonés con raíces noruegas e hijo de una familia de emprendedores, se dio cuenta de que, en el sector médico catalán, empezaba a haber un gran interés por formarse en Estados Unidos. Fue entonces cuando cofundó Omniprex, una compañía internacional con sede en Barcelona que, desde hace casi 30 años, ofrece formaciones intensivas de alto nivel al personal médico de todo el Estado que quiera mejorar sus conocimientos en centros sanitarios pioneros de Estados Unidos

Estudió marketing, pero en los 90 vio claro que su camino lo haría en el mundo sanitario.

Sí. Soy una persona emprendedora. De hecho, mis padres ya lo eran. Siempre he tenido muchas ganas de crear, mejorar constantemente y romper moldes. En los 90, empecé a buscar nuevos proyectos que estuvieran estrechamente vinculados con el marketing, que era la disciplina que más me gustaba y en la que me había formado. Fue entonces cuando me fijé que, en el mundo médico y de la industria farmacéutica, todavía quedaba mucho camino por recorrer. En el campo del marketing, el sector estaba poco regulado. Pensamos que podíamos aportar nuevas ideas. Por eso nos reunimos con directivos de grandes farmacéuticas, directores de centros hospitalarios, líderes de opinión y políticos. Escuchándolos, descubrimos que la formación médica de alto nivel era muy necesaria; que los médicos no podían pagarla; que la industria farmacéutica tenía interés en costearla y que al gobierno le interesaba mejorar el sistema sanitario público. Todas las piezas encajaron y decidimos crear Omniprex.

Y los mejores centros para realizar este tipo de formaciones los encontró en Estados Unidos.

Exacto. Allí había, y sigue habiendo, la mayoría de centros número 1 del mundo en muchas especialidades. Siempre han ido dos o tres pasos por delante nuestro: no porque haya más talento, sino porque hay mayor inversión, procedente del sector privado. De hecho, en las plantillas de los centros hospitalarios americanos existen muchos profesionales talentosos nacidos en Cataluña. En los 90, el sistema sanitario español estaba a años luz del americano. Había centros públicos con buenos profesionales y que habían recibido una importante inversión en equipos técnicos, pero, en cambio, muchos pacientes seguían optando por la medicina privada. Consideraban que allí recibían un mejor servicio. Ahora el sistema sanitario público español ha mejorado mucho, pero todavía existen grandes diferencias con el de Estados Unidos.

¿Cuáles fueron las primeras formaciones que ofrecieron en Estados Unidos?

Desde el primer momento, los centros estadounidenses nos recibieron con los brazos abiertos. En los 90, en España era muy poco habitual realizar formaciones fuera del país, pero Estados Unidos ya había empezado a ofrecerlas para personal médico de otros países. Las primeras formaciones que ofrecimos fueron para profesionales que querían mejorar sus conocimientos sobre el virus del sida. Poder dar la oportunidad a médicos de aquí de viajar a Estados Unidos y conocer de primera mano los avances en el estudio de esta enfermedad fue espectacular. Después seguimos con formaciones para oncólogos y, desde entonces, no hemos parado.

¿Cómo imaginar una formación de alto rendimiento?

Se realizan cursos de todo tipo. Cada especialidad tiene sus particularidades, pero suele durar entre dos y cuatro días. Los profesionales llegan al centro de Estados Unidos y realizan jornadas de formación muy intensas, que comienzan a las 8 de la mañana y que pueden durar hasta las 6 de la tarde. Se realizan siempre con grupos reducidos para fomentar la interactividad y el intercambio de ideas entre los profesionales. Más allá de llevarse nuevos conocimientos, vuelven a España habiendo descubierto cómo funcionan los centros hospitalarios estadounidenses.

El sector médico catalán ha avanzado mucho en los últimos años. ¿Cree que, en parte, es gracias al intercambio de conocimiento que ha tenido con países como Estados Unidos?

Las formaciones de alto nivel en centros punteros de Estados Unidos seguro que han influido positivamente. De hecho, en Estados Unidos también ven muy positivamente este tipo de programas, porque les permite tejer nuevos contactos con profesionales de todo el mundo. Son un win-win. Antes, los contactos se limitaban al personal médico que podías conocer en los congresos, pero era muy difícil llegar a conseguir el teléfono o correo electrónico de alguno de los profesionales que asistían. Hoy en día, gracias a las formaciones intensivas y en pequeño comité, surgen grandes relaciones profesionales.

En Cataluña existen centros hospitalarios que también son pioneros en el estudio de muchas especialidades. ¿Podríamos decir que Barcelona es Estados Unidos de España?

Históricamente sí. Una gran cantidad de profesionales del resto del Estado venían a la capital catalana a formarse y, muchos de ellos, se quedaban trabajando en ella. Actualmente, esta dinámica se ha detenido un poco. Todo son ciclos. Barcelona es una ciudad espectacular, muy abierta y con gran capacidad para atraer talento. Cuenta con un buen sistema sanitario que hace que personal médico de toda Europa lo elija como destino para formarse. El ambiente de la ciudad les gusta mucho.

¿Cómo ha afectado a la pandemia a la formación de médicos catalanes en Estados Unidos?

Tuvimos que detener las formaciones presenciales porque no podíamos viajar a Estados Unidos. De hecho, no podremos volver a hacerlo hasta este mes de noviembre, cuando está previsto que el país norteamericano reabra sus fronteras. Eso sí: nos adaptamos para ofrecerlas online, si bien para el profesional era más farragoso. Podríamos decir que hemos pasado por tres fases. Cuando estalló la pandemia, los profesionales catalanes estaban saturadísimos. Nadie quería oír hablar de hacer formaciones. Tan sólo programamos pequeñas píldoras formativas sobre cóvid-19. Más tarde, cuando todo empezó a calmarse, la demanda de formaciones volvió a crecer tímidamente, ofreciéndolas en formato telemático. Ahora existe una necesidad espectacular de formarse. Los profesionales médicos quieren volver a viajar por el mundo y seguir enriqueciéndose de los avances médicos de países como Estados Unidos.

¿El intercambio de conocimiento médico entre Estados Unidos y Cataluña volverá a los niveles de antes de la pandemia?

Totalmente. La medicina es como una rueda que nunca se detiene. Gira todos los días, cada semana, cada mes… Siempre hay nuevos descubrimientos, nuevos tratamientos y nuevas técnicas que se pueden aprender. Los médicos catalanes y estadounidenses se seguirán necesitando mutuamente. El continuo intercambio de conocimientos es el secreto que hace evolucionar la medicina.

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