Una orquesta de jazz, sea un conjunto reducido (trío, cuarteto, quinteto, etc.) o una Big Band  (formación a partir de 10 músicos), se divide por secciones. Básicamente son dos secciones: la sección rítmica y la sección melódica.
En la sección rítmica están los instrumentos que generan ritmo (aunque también pueden proporcionar un soporte armónico), como son: la batería, la guitarra (o banjo), el contrabajo (o la tuba) y el piano.
En la sección melódica encontramos los instrumentos que producen exclusivamente melodía, como los instrumentos de viento: trompeta, trombón, clarinete, saxofón, etc.
En las grandes orquestas de 10 músicos o más, las llamadas Big Bands, la sección melódica se subdivide en dos secciones: sección de instrumentos de caña (saxos y clarinetes) y sección de instrumentos de metal que, cuando son bastante numerosos, se pueden subdividir aún en dos secciones, sección de trompetas y sección de trombones.

Cualquier interpretación comienza, habitualmente, con la exposición de la melodía del tema que se interpreta; después están los solos improvisados ​​y, para terminar, se vuelve a ejecutar la melodía del tema o una variación de la misma.
Cuando se trata de un pequeño conjunto, la exposición de la melodía del tema al comienzo de una interpretación se hace, normalmente, sin partitura, sea ejecutada al unísono, sea armonizada o, en los conjuntos de estilo New Orleans, por medio de lo que se llama una improvisación colectiva (la trompeta hace la melodía y el clarinete y el trombón improvisan respectivamente unas voces para complementar lo que ejecuta la trompeta).
Cuando se trata de una Big Band, la exposición de la melodía del tema se hace mediante lo que se llama un arreglo, o sea, una orquestación que prevé lo que hará cada uno de los instrumentos. Este arreglo, tanto puede ser escrito, o sea, fijado en una partitura que los músicos leen durante la ejecución, o bien, puede ser concebido y aprendido de memoria, en lo que se llama un arreglo oral.
Durante los solos improvisados, aparte del fundamental e indispensable soporte (rítmico y armónico) que recibe el solista por parte de la sección rítmica, el solista puede ver reforzado este soporte mediante un fondo, arreglado o improvisado, por parte de los músicos de la sección melódica, soporte que puede ser a base de notas de fondo, mantenidas y armonizadas (órgano chords), o a base de un riff (frase rítmica repetida insistentemente). Este soporte tiene por objetivo estimular la inspiración del solista.

Todos estos mecanismos, en las grandes orquestas, por razones evidentes, tienen cierta rigidez y están sometidos a un orden (fijado en el arreglo); en cambio, en los conjuntos más reducidos, estos juegos pueden ser mucho más flexibles y susceptibles de ser improvisados.

 

Ricard Gili, Fundació Catalana Jazz Clàssic