Uno de los rasgos más característicos de la música jazz, en su concepción original, es la forma tan especial en que suenan los instrumentos: las sonoridades, las entonaciones, la manera en que se atacan las notas, cómo se distorsionan, cómo se mantienen o se hacen vibrar, tiene muy poco que ver en cómo suenan los instrumentos en la música clásica y está muy lejos de la manera en que se enseñan a tocar los instrumentos en las academias y conservatorios. Es obvio que un músico de jazz, tocando como habitualmente lo hacen los jazzmen y las jazzwomen, no recibiría la aprobación de un jurado académico.

Así mismo, para un oyente no condicionado por las prevenciones y prejuicios excesivamente ortodoxos, los sonidos que los músicos de jazz extraen de sus instrumentos, le puede llegar a comunicar un tipo de emociones y vivencias que difícilmente podrá encontrar en otros géneros musicales. La expresividad que desprenden los instrumentos tocados por jazzmen y jazzwomen de una cierta categoría, puede llegar a ser algo muy especial y remarcable.

La razón de esta expresividad tan especial proviene del hecho de que los músicos de jazz tocan con una técnica instrumental, no académica, que se inspira directamente en los recursos expresivos de los cantos de los negros norteamericanos, concretamente de la manera de interpretar los cantos religiosos o Gospel Songs y los cantantes profanos o Blues. Estos cantos deben su expresividad tan conmovedora a ciertos recursos vocales como: el ataque seco de las notas, las inflexiones de la voz, la vibración rápida al final de las notas mantenidas, los sonidos guturales (llamados growl), etc. Todos estos recursos, utilizados por los predicadores afroamericanos y por los cantantes de blues, han sido adoptados por los músicos de jazz y les ha servido para definir su manera de tocar, es decir, su propia técnica instrumental que, si bien no es nada ortodoxa, da unos resultados suficientemente evidentes e indiscutibles. Así pues, los músicos de jazz atacan las notas con fuerza, las trabajan con inflexiones, las mantienen y las acaban con una rápida vibración, y pueden llegar a dotarlas de un sonido ronco o agrietado, imitando los sonidos guturales de los cantantes de blues y gospel.

Además, la manera de trabajar y enfocar la técnica instrumental, sin someterse a unas normas rígidas, hace que los músicos de jazz tengan, cada uno de ellos, una técnica personal que propicia un sonido y unas formas de expresarse totalmente individualizadas, plenamente identificables y diferenciadas de la de sus colegas. Es así que, si estamos un poco familiarizados, podremos identificar a un músico por el sonido que extrae de su instrumento, así como identificamos la voz de una persona conocida.

 

Ricard Gili, Fundació Catalana Jazz Clàssic