El Jazz y el mundo animal
A lo largo de la historia del jazz, el mundo animal se ha visto representado de diversas maneras en todo aquello que tiene ver con esta música.
En primer lugar, hay una gran cantidad de piezas del repertorio habitual del jazz que hacen alusión a alguna especie animal. Quizás las piezas que más os sonarán son las famosas Tiger Rag, Muskrat Ramble, Bye Bye Blackbird, o Yellow Dog Blues, pero, además de estas, hay muchas otras no tan conocidas como Elephant Stomp, Whale’s Blues (esta última relaciona el episodio del Antiguo Testamento de Jonàs y la ballena, con el nombre de su compositor, Jonah Jones), Hyena Stomp o Billy Goat Stomp, (estas dos piezas contienen hilarantes imitaciones de los gritos de estos animales, en la versión de Jelly Roll Morton). En definitiva, el mundo animal siempre ha sido una fuente de inspiración para los músicos de jazz.
Pero existe otro aspecto aún más significativo. Es el de los apodos otorgados a muchos músicos por su apariencia o forma de comportarse. Tenemos, por ejemplo, al gran pianista Willie The Lion Smith que luchó como un león durante la 1ª Guerra Mundial; al destacado saxofonista Johnny Hodges, al que le dieron el apodo de Rabbit (conejo) por la manera que tenía de masticar; al saxofonista y clarinetista Gene Sedric al que llamaban Honeybear (oso de la miel) por su apariencia y su afición por las golosinas; al contrabajista Mayor Holley que apodaron Mule (mula); al famosísimo Charlie Parker al que llamaban Bird (pájaro); el gran trompetista de la orquesta de Duke Ellington, especialista del registro sobreagudo, era conocido como Cat Anderson, por su semblante felino; y así tantos otros apodos más que se han ido otorgando a todo tipo de músicos.
Pero si en el jazz hay un animal que ocupa un lugar central, este es el gato. Efectivamente, los músicos, de manera afectuosa, entre ellos se llaman cats. ¿Y por qué el gato ocupa este lugar? Quizás porque es una animal con el que los jazzmen se sienten reflejados e identificados: son animales de costumbres nocturnas, como los músicos de jazz que trabajan principalmente de noche; sus movimientos ágiles, flexibles, graciosos, son el reflejo del fraseo también ágil y flexible que los músicos tocan para producir el swing; son criaturas que disfrutan de la libertad, atraídas por la vida de trotamundos, dado que, efectivamente, por su trabajo, los músicos de jazz llevan una vida a menudo errática, nada convencional. Toda esta serie de similitudes, entre otras, han hecho que muchos temas hagan alusión a los cats como músicos de jazz: All The Cats Join’ in; A Chat with Cat, El Gato, etc.
Así pues, ¡larga vida a los gatos y a los cats!