Marc Migó: “En Barcelona, la música clásica norteamericana se conoce muy poco, pero es un gran tesoro”

 Por Marc Amat – 24/02/2025

Actualización 10/03/2025. Por causas de fuerza mayor, Jinhee Park y Marisa Karchin no podrán participar en el concierto. Serán reemplazadas por el pianista Paul Rivinius y la mezzo-soprano Melissa Jane Gregory.

El miércoles, 19 de marzo, a las 7 de la tarde, la Sala Oriol Bohigas del Ateneu Barcelonès acogerá el concierto “IEN Out of the Sound Box Concert 2025”. Será el estreno de esta iniciativa, que cada año buscará conectar Barcelona y los Estados Unidos a través de la música clásica. Este 2025, de momento, lo hará con un único concierto. El violinista taiwanés y norteamericano Max Tan, la pianista Jinhee Park y la soprano Marisa Karchin interpretarán un repertorio único, con piezas de compositores y compositoras que reflejan la diversidad de la sociedad de Estados Unidos, un país de acogida para muchos músicos de todo el mundo. Sonarán piezas de Sarah Gibson, Matthew Aucoin, Michelle Ross o Leonard Bernstein.

Hablamos con Marc Migó, compositor, pianista y encargado de dar forma a este ciclo de conciertos.

¿En qué consiste la nueva propuesta cultural del IEN?

Hemos ideado una temporada de conciertos con la ambición de difundir una selección de música clásica norteamericana de gran calidad interpretada por músicos excelentes. En Barcelona, en Cataluña y en España en general, es muy difícil escuchar este tipo de piezas y, más, elegidas con tanta delicadeza. Ahora bien, aparte de esto, el ciclo tiene otro objetivo: fortalecer las relaciones de Cataluña con los Estados Unidos. Por esto, programaremos intérpretes norteamericanos para que vengan a tocar a Barcelona, o haremos que intérpretes catalanes vayan a tocar a Estados Unidos. De momento, centramos los esfuerzos en un único concierto anual.

Marc MigóSerá este mes de marzo. ¿Cómo lo habéis planteado?

Tendremos el placer de contar con tres intérpretes jóvenes excelentes, formados en Juilliard, uno de los conservatorios más emblemáticos de los Estados Unidos: el violinista Max Tan, la pianista Jinhee Park y la soprano Marisa Karchin. Juntos, interpretarán obras de compositores norteamericanos del siglo XX, Leonard Bernstein o Charles Ives, y de autores del XXI, como Sarah Gibson y Matthew Aucoin. Al pensar en el programa, también hemos querido incluir una obra de Albert Markov, que es sensacional y que refleja considerablemente el espíritu americano y la cultura americana.

¡También habrá una obra tuya!

Sí, han querido incluir una obra mía por la conexión que me une con los intérpretes -yo también he pasado por Juilliard- y por la relación estrecha que mantengo con los Estados Unidos. Sonará la pieza Tres romances.

Se dice que la música clásica norteamericana representa muchos estilos y muchas identidades diferentes. ¿La elección de las piezas lo refleja?

¡Por supuesto! Totalmente. Además, cubre un gran arco temporal: las obras que hemos programado recogen más de un siglo de música. Por ejemplo, sonará una sonata para violín de Charles Ives, que es un compositor ecléctico y que tiene una mentalidad muy abierta. Me gusta mucho la apertura de miras que tiene su música y la emotividad que desprende. Estados Unidos es un país de contrastes, y esta diversidad es un bonito rasgo. La percepción de la música y de los estilos musicales tienen mucho que ver con los fenómenos geopolíticos: en cómo se vivió la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos y en Europa, en cómo se cerró la Guerra Fría, etc.

En comparación con otros, ¿podríamos decir que la música norteamericana está especialmente influida por su contexto histórico?

Sí, pero toda la música -sea de donde sea- está siempre vinculada al lugar donde se crea. En Estados Unidos, lo que encontramos, es una gran diversidad de estilos. Esto tiene que ver, por ejemplo, con la manera en cómo en Estados Unidos se esponsorizan las artes. En Europa, el peso público tiene mucho que decir. En cambio, en Estados Unidos, son los espectadores los que mandan. Por eso, hay gente que tiñe la música norteamericana de ser música para escuchar mientras comes palomitas. Se ha extendido la idea que los compositores norteamericanos son unos vendidos y que sólo saben hacer bandas sonoras. ¡Pensar esto es un error garrafal!

Marc Migó

De hecho, ¿los compositores norteamericanos tienen relación con la herencia musical europea?

Sí. El propio John Williams es descendiente directo de la música de Gustav Mahler o Johann Strauss. Recibió la herencia romántica que había escapado de Europa, huyendo de Hitler. A veces, desde la élite intelectual académica europea se ha demonizado la música norteamericana por ser más romántica, más amable y más capaz de conectar con la audiencia. Aunque el contexto histórico de los totalitarismos europeos ya ha quedado en el retrovisor, en Europa todavía se intenta huir de la vinculación entre música y emoción. Ahora se está abriendo un poco, pero los Estados Unidos son quienes marcan la tendencia. Académicamente, es el polo predominante. Es donde se están haciendo cosas más interesantes desde el punto de vista de la nueva creación musical.

Por lo tanto, hoy en día, ¿qué diferencias resaltas entre la música que se hace en Europa y la que nace en Estados Unidos?

Hay estéticas bastante diferentes. En términos generales, en Europa hay un sentido de vanguardia y de mucha experimentación, pero a menudo se echa en falta una vocación expresiva o emotiva. Los conceptos de belleza y de armonía no són el foco principal de la investigación. Hay una desconexión importante entre la voluntad de los compositores y lo que la audiencia recibe. Si paramos a una persona por la calle en Barcelona y le preguntamos si quiere ir a escuchar un concierto de música contemporánea nos dirá que no. Les da miedo no entender nada. En Estados Unidos, también hay mucha investigación, pero han conservado esos toques románticos que la hacen más accesible. A través de la música, se nota que los Estados Unidos son un país muy patriota y que creen en lo que hacen.

¿También es más diversa?

Sí. No tienen miedo a buscar la belleza, a hacer melodías, a encontrar nuevos colores, a querer comunicarse con la audiencia… En Europa esto último no está muy bien visto. Existe la concepción de que la buena música es aquella que sólo entiende gente muy concreta: tan solo una élite de intelectuales preparados puede disfrutar de ella. Es un razonamiento muy elitista. Para mí es un error. Tengo ganas de explicar historias, de querer sublimar mis experiencias a través del sonido.

Marc Migó

¿Por qué la música clásica todavía tiene esta pátina elitista?

Hay gente que la ve como un artículo de lujo o de distinción, como quien se compra un reloj o un Ferrari. Es el esnobismo de decir: “Soy más inteligente que el resto porque puedo entender la música clásica”. Esto es un error muy grande. También la música clásica viene recubierta de una serie de convenciones sociales que no ayudan a abrirla a todo el mundo: los músicos van con frac, hay que hacer silencio… Con ello, parece que sea algo más refinado y sofisticado. Eso pasa un poco más en Europa que en Estados Unidos. Pero, bien, al final, la música siempre se ha instrumentalizado políticamente.

¿Qué encontrará el público que se acerque al concierto?

Para empezar, un nivel muy alto de los intérpretes. En Barcelona, aunque se programan muchos conciertos, es difícil encontrar un virtuosismo de este calibre. También encontrará un repertorio imposible de escuchar en cualquier otro lugar. No se están programando estas cosas porque no se conocen. De hecho, poder contribuir con el IEN a programar este ciclo me hace muy feliz, porque podremos descubrir un tesoro al público de Barcelona.

IEN OUT OF THE SOUND BOX CONCERT 2025

IEN Out of the Sound Box Concert

Miércoles, 19 de marzo de 2025
19.00h
Sala Oriol Bohigas – Ateneu Barcelonès
Carrer de la Canuda, 6, Barcelona

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